domingo, 20 de diciembre de 2009

Es el momento de las grandes decisiones


Carlos Garaikoetxea observa con atención la política vasca desde la atalaya de su despacho en Pamplona. Lo hace relajado, por afición, y con la perspectiva que le proporciona su experiencia. A título personal, el ex lehendakari y fundador de Eusko Alkartasuna -ahora sin cargo orgánico, aunque con una indiscutible autoridad moral en el partido- censura la gestión del Gobierno vasco y lamenta que el PNV «se haya movido de las tesis soberanistas a una política más ambigua» desde que Juan José Ibarretxe salió de Ajuria Enea.

http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/20091220/politica/ibarretxe-pasado-soberanismo-politica-20091220.html

- El último auto del juez Garzón contra Arnaldo Otegi y Rafa Díez incluye un documento de ETA en el que la banda pide a Batasuna las siglas de EA para concurrir a las elecciones europeas, en lugar de las de Iniciativa Internacionalista.

- Pedir es libre. A Egunkaria también se le reprocha que ETA lo controlaba. Una cosa es que quisiera controlar el periódico y otra que hubiera una actitud receptiva por parte de los directivos del diario. Garzón puede interpretar que ETA tiene deseos, otra cosa es que haya connivencia con ellos por parte de EA. ETA también quiere la independencia, pero no por eso se la va a dar Zapatero.

- ¿Observa sinceridad en la nueva apuesta de Batasuna por vías exclusivamente políticas?

- Existe una opinión de autoridad: Jesús Eguiguren (presidente del PSE) ha atribuido sinceridad a los líderes que han propuesto esa nueva línea. Yo he dicho y escrito que somos cautos, pero es una evidencia que ahí hay un movimiento digno de observarse, que se traduce en pronunciamientos que desearíamos fueran más contundentes. Pero entendemos que son procesos muy complejos en los que quienes promueven un cambio en un mundo tan complicado como el del MLNV tienen que cuidar que los avances no signifiquen un colapso y un empeoramiento de la situación, a lo mejor irreversible.

- ¿El desmarque de la violencia deberá ser anterior a que se conforme un polo soberanista que incluya a la izquierda abertzale y a EA, entre otras fuerzas?

- Eso está clarísimo. Tiene que cesar el problema de la violencia, tiene que haber un claro desmarque de la misma para hacer eso posible. A uno no le sorprende que nuestros disidentes (Hamaikabat) hayan puesto en tela de juicio eso porque ya sabemos qué intereses animan esa tergiversación. Distinto es que desde el mundo de la ex Batasuna se pueda dar a entender otra cosa quizás porque crean que una entente soberanista podría ser el mejor argumento para convencer a ETA de la conveniencia de pasar a vías estrictamente políticas. Nosotros ya hemos dicho hasta la saciedad que no se puede poner el carro delante de los bueyes. Tiene que dejar de existir el problema que nos hace incompatibles, el de la violencia y la actividad de ETA.

Debate en el MLNV
- ¿Les bastaría una tregua de ETA?

- La historia nos enseña a todos. Las experiencias pasadas ponen de manifiesto que el argumento de una tregua utilizado años atrás hoy ha perdido el poder de convicción que pudo tener en su época. Es el momento de las grandes decisiones del mundo del MLNV, de decidir el pase de la estrategia político-militar a la estrictamente pacífica. Ahora los extremos se tocan. Ya dijo un ilustre periodista de la derecha española: es preferible mantener una úlcera sangrante de vez en cuando, como puede ser ETA, que el problema político de la unión del nacionalismo vasco. ¿A quién aprovecha una pervivencia, aunque sea lánguida, de ETA?

- ¿Cómo interpreta el silencio de ETA, que lleva más de cuatro meses sin atentados?

- Es coetáneo de los debates que se están produciendo en ese mundo.

- ¿Un atentado daría al traste con toda esa reflexión?

- Sería un pésimo síntoma de por dónde se están resolviendo esos debates.

- Tras la marcha de Ibarretxe de la Lehendakaritza, ¿ha notado cambios en el discurso del PNV?

- Sí. Se ha movido de las tesis soberanistas a una política más ambigua, que no mantiene el tono de Ibarretxe.

- En cualquier caso, en las últimas semanas el PNV ha rescatado el discurso del 'plan Ibarretxe'.

- ¡Hombre! ¡Qué menos que, al hablar de un posible proyecto, referenciar, por un mínimo respeto, lo que fue 'leit motiv' de las reformas que, con más o menos gusto, estuvo sosteniendo su lehendakari durante ocho años! Pero son declaraciones esporádicas y se corresponden con ese coro de diferentes voces que muchas veces maneja muy hábilmente el PNV.

- Ibarretxe se ha prodigado en las últimas semanas. ¿Cree posible su regreso como candidato?

- Es posible y, además, me parecería un digno representante del PNV.

- ¿Le queda recorrido al Estatuto de Gernika o es partidario de su reforma?

- Más que las treintaitantas competencias que faltan, el Estatuto está tocado por el enjambre de leyes básicas que han ido a la más restrictiva de sus interpretaciones. Y eso no tiene remedio. Es más fácil empezar por una cosa nueva que arreglar ese tipo de problemas.

- ¿Su apuesta es la reforma o la superación del marco actual?

- La reforma es difícil. Es más práctico un planteamiento más radical. El 'plan Ibarretxe' que proponía el tripartito no era precisamente la secesión, ni una confederación, sino un Estatuto de mayor alcance, en el que se pretendía superar los problemas que he enunciado y, además, con garantías de una bilateralidad para evitar que actuaciones unilaterales volvieran a reproducir el problema. Si el Estado se planta, nos quedamos paralizados.

- El PNV se va a abstener en los Presupuestos vascos. ¿Qué opinión le merece esa postura?

- Es un apaño evidente. Yo me abstengo aquí y tú lo haces en las diputaciones. Han salvado sus respectivos muebles. Esperemos que no sea con un deterioro grave de las Cuentas públicas.

- ¿Cómo valora la gestión del Gobierno de Patxi López?

- Me disgusta la línea que se ha seguido de gestos que pretendían poner de manifiesto las diferencias respecto de épocas anteriores, ya sean el respeto a las víctimas, el tratamiento de la violencia o tantas otras cosas. Una cosa es mantener una política de imágenes más que de hechos, y otra distinta convertirla en una especie de descrédito permanente de la gestión anterior.

- ¿Es ése un ejemplo de la política «frentista» que tanto denuncia la oposición?

- El frente que han constituido el PP y el PSE para arrumbar el nacionalismo vasco de todo signo es un fenómeno evidente. Mientras esos partido están a la greña a lo largo y ancho del Estado, aquí... Además, es un mentís rotundo a todas esas prédicas de transversalidad y pluralismo con que nos han venido obsequiando durante años.

- ¿Observa un riesgo real de 'desvasquización' de Euskadi?

- Las medidas que se apuntan en lo relativo al euskera y la educación, entre otras materias, van en esa dirección. A mí me da mucha pena, porque nosotros en los dos primeros gobiernos acuñamos una expresión, el 'hermano fuerte' y el 'débil', en alusión al castellano y euskera, queriendo simbolizar la relación fraternal que debería existir entre dos lenguas propias de un país. Al tratar de dar una cierta discriminación positiva hacia el 'hermano débil', que es el euskera, resulta lamentable que se quiera interpretar como una imposición con la que hay que acabar.

- Hamaikabat dijo en su reciente congreso que los hechos le han dado la razón en el acercamiento de EA a la izquierda radical.

- Hamaikabat está empezando con mal paso, difamando y tergiversando las cosas. Saben de sobra que en nuestros pronunciamientos permanentes y en el último, concretamente, se exigió en presencia de los representantes que asistieron del mundo de la izquierda abertzale la necesidad inexcusable del cese de ETA. Y se repetía en ese manifiesto el destierro de toda estrategia político-militar y de toda expresión de violencia. Aprovechar una fotografía con la presencia de dirigentes de la izquierda abertzale que oyeron eso directamente para decir que estábamos en sus brazos demuestra la catadura ética de esa formación. Se trata de una tergiversación de las cosas, en parte por una necesidad de justificar su deserción.

«He llorado con las víctimas»
- Hamaikabat acapara gran parte de los cargos en Guipúzcoa. ¿Cómo ve el futuro de EA en ese territorio?

- Hay que distinguir un grupo de cargos públicos y todos sus adláteres, sus subordinados y su entorno más próximo, de los votantes y de la afiliación en general. Esa imagen de presencia en Guipúzcoa que dan hoy unos cargos públicos tiene un plazo de caducidad claro, que es el fin de la legislatura. Las cosas volverán a su cauce, y especialmente con alivio para EA, al cesar un sabotaje interno que nos ha hecho mucho daño en los últimos tiempos.

- Los choques internos en Nafarroa Bai son noticia diaria.

- Se está exagerando esa pretendida crisis en Na-Bai. Las coaliciones son siempre complicadas, pero es un valor entendido porque hay partidos de muy diferente ideología, aunque tienen un sustrato común. Más que nada ha habido alguna declaración desafortunada y una cierta expresión de prepotencia de Aralar, que ha suscitado algunos recelos en parte de la coalición.

- Esta misma semana, las juventudes de EA, Gazte Abertzaleak, han acusado a Aralar de compartir la estrategia del ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, en contra del movimiento soberanista por reunirse con él.

- Ése es un asunto que está aclarado con Aralar, en el que EA ha reconocido deportivamente el exceso de la declaración. Pero, al mismo tiempo, se ha producido una declaración de un portavoz de Aralar diciendo que EA tendría que optar por Na-Bai o por un polo soberanista, y él no es quién para decir qué es o no compatible. Es muy corriente que los que han tenido una evolución relativamente reciente desde el mundo del MLNV son a veces más papistas que el Papa. Y a los que llevamos desde nuestros orígenes claramente enfrentados con cualquier expresión de violencia no nos suele gustar que nos den lecciones.

- En el último acto de homenaje a las víctimas del terrorismo, al que usted asistió, estuvieron todas las asociaciones de damnificados. ¿Es un síntoma de normalización?

- Yo, desde que he estado en las instituciones, habré acudido a más funerales y reparaciones a víctimas que cualquiera de los que intentan darme lecciones ahora. Desgraciadamente, porque los atentados proliferaban en aquella época hasta límites terribles.
En este punto, Garaikoetxea hace un inciso, se levanta y trae un libro con una foto en la que la madre de una víctima de ETA llora en su hombro. «Cuando oigo decir que antes se miraba hacia otro lado... ¡mirarían ellos!. Yo, desde luego, he llorado con las víctimas», sostiene.

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