jueves, 17 de noviembre de 2011

¿Voto útil?: Independencia


El próximo domingo se plantea a los ciudadanos vascos de sensibilidad abertzale que votan en la Euskadi institucionalizada y en Nafarroa, una cuestión que no es menor. Para ellos se trata de dilucidar si merece la pena enviar al palacio de la Carrera de San Jerónimo a la más nutrida representación posible de la voluntad soberanista e independentista o si, por el contrario, y visto cómo funciona el statu quo español con respecto al conflicto vasco, lo mejor es pasar olímpicamente de estas elecciones españolas y que les vayan dando…

Es posible que la respuesta sea la de que cuanto más ‘ruido’ se haga en Madrid más se oirá la vieja reivindicación. Y que, como altavoz internacional, las Cortes españolas pueden dar cierto juego. Es cierto, por otra parte, que la más que larga experiencia de los políticos vascos que han viajado a la capital del centralismo más retrogrado ha sido poco menos que desoladora. Desplantes, burlas, desprecio y humillaciones ha sido los tradicionales ingredientes que han formado parte de los platos que se han servido a los representantes del viejo Pueblo.

Y hay que tener en cuenta que lo arrancado vía Estatuto en Madrid gracias a las angustias electorales de los grandes partidos puede ser anulado en cualquier momento. No hay que olvidar que estos tocan, retocan y retuercen las leyes y los compromisos como y cuando les da la gana. La Ley del déficit y el intento de blindaje navarro frente a la ‘voracidad’ vasca son solo dos ejemplos de lo que la razón de estado puede hacer con los ‘logros’ vascos’.

A todo esto hay que añadir algún matiz. Desactivada la violencia armada como forma de presión ‘política’ y con unos modos más maquillados de democracia formal, a lo que hay que añadir la globalización, inmediatez y dificultad de control de la comunicación, parece que el ‘negocio’ vasco puede emprender otros derroteros. Sabemos que en el Parlamento español hay poco que rascar, pero la eficaz internacionalización del problema puede reconducir en positivo un sentimiento que ya se transforma en acción.

Bien. Después de todo lo escrito hay que mojarse: pues me mojo: a votar en masa y a votar por la independencia, por la autodeterminación, por la soberanía… E ir a Madrid a decirles a todos estos que siglos de represión no han podido ahogar el sentimiento y la voluntad de un pueblo que está hasta los huevos de aguantar imposiciones externas. ¿Testimonialismo?, es posible. Y más en un momento en que el paro, los recortes que se han dado y los que se esperan –salvajes, oiga- centran las preocupaciones de los ciudadanos. Y una Euskalherria soberana ¿sería inviable económicamente? Porque si la gente cree que la banda de Mariano trae la solución a los agobios debe hacérselo mirar. La llegada del PP al poder en España agudizará la crisis económica hasta límites desconocidos porque son ellos precisamente los que representan a los que han provocado el incendio.

En otro orden de cosas, y ya con respecto a la posible consecución de la mayoría absoluta del PP, circula por Madrid un rumor más que fundado de que Alfredo Pérez Rubalcaba tiene en su poder alguna encuesta que reduce la diferencia que le lleva Mariano Rajoy a 8 puntos porcentuales. Eso significaría que los ‘populares’ no conseguirían esa mayoría que les permitiría hacer literalmente lo que les diese la gana. Los socialistas, según las mismas fuentes, realizan a diario 12.000 encuestas que les dan una radiografía casi perfecta de cómo evoluciona el voto de los electores indecisos, una masa de personas que pueden cambiar el signo de lo que se intuye como inevitable.

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