domingo, 27 de enero de 2008
Protesta multitudinaria contra el Supremo
TEXTO ÍNTEGRO DEL COMUNICADO LEÍDO TRAS LA MARCHA
Eskerrik asko por vuestra presencia en esta manifestación y por vuestro apoyo multitudinario. Se han hecho muchas reflexiones estos días sobre los objetivos de esta convocatoria. Los que hoy estamos aquí no buscamos ni presionar a los jueces ni menoscabar su imparcialidad. No queremos ni favores judiciales ni situar a nuestras instituciones y a sus representantes por encima de la ley. Reclamamos y exigimos, aunque a alguien le suene a paradoja, simplemente justicia.
Por eso, no podemos permanecer callados ante, sin duda alguna, una de las decisiones más graves y de mayor alcance que representantes de un poder del Estado han protagonizado contra la voluntad democrática de la sociedad vasca desde el establecimiento de la democracia.
El fallo de la sentencia del Tribunal Supremo, conocido el pasado lunes, por el cual se condena a Juan María Atutxa, Gorka Knörr y Kontxi Bilbao por un delito de desobediencia es grave por la humillación personal que persigue; grave por el componente de venganza que se esconde tras la decisión; grave por ser un fallo con un claro carácter corporativista; grave por la arbitrariedad y por la utilización por parte de algunos jueces de un doble rasero de medir al desestimar criterios que semanas antes fueron utilizados para exhonerar de responsabilidad a intereses económicos; grave por apoyarse en el trabajo de zapa de un sindicato de ultraderecha pero especialmente grave por la intromisión, desafuero y deslegitimación que supone esta decisión contra las instituciones vascas, y especialmente contra el Parlamento Vasco, órgano legislativo de la Comunidad Autónoma Vasca, cuya independencia, autoorganización y legitimidad ha sido saboteada por la injerencia de un poder ajeno, contraviniendo no ya la separación de poderes sino su esencia diferenciada marcada en el ordenamiento jurídico vigente.
La sentencia contra tres miembros de la Mesa del Parlamento Vasco del anterior legislativo es un fallo contra la autonomía de la institución parlamentaria, contra su propia esencia autoorganizativa, contra la letra del Estatuto de Autonomía, contra el espíritu de pacto político de convivencia.
Y, sin duda, todavía más grave y perverso, si cabe, es que esta sentencia del Tribunal Supremo no era una casualidad, ni un hecho aislado. Era, y ahora lo sabemos, la antesala de una estrategia que, poco a poco, una parte de la judicatura está dando forma y que avanzó un peldaño más con la decisión que ayer, en vísperas de esta manifestación, hacía pública una de las salas de Tribunal Superior de Justicia del País vasco, que rechazó el suplicatorio presentado por el Lehendakari para que la causa penal instruída por dialogar con representantes de Batasuna fuera archivada.
Que en vísperas de esta manifestación el Tribunal Superior de Justicia haga pública está decisión contra el Lehendakari no es casualidad y tiene un claro objetivo que todos y todas podemos intuir. ¿Hacia dónde nos quieren llevar? Pero se equivocan. Se equivocan porque este Pueblo, desde la serenidad, desde sus principios profundamente democráticos, sabrá dar una respuesta, está sabiendo ya dar una respuesta adecuada a todo este sinsentido y a esta muestra de politización y utilización inaceptable de la Justicia.
En defensa de la legitimidad, de su capacidad de autoorganización, de la dignidad de las instituciones vascas y de sus representantes, de todos sus representantes, nuestro Pueblo exige respeto a quienes nos representan, a quienes mediante sólo el dialogo y la acción política respetuosa con los Derechos Humanos dignifican nuestras instituciones, representantitas de la voluntad de autogobierno.
Eskerrik asko y gracias por acudir a esta manifestación.
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