jueves, 24 de enero de 2008
Independencia: garantía de futuro
Discurso íntegro de Unai Ziarreta en la Conferencia de Edinburgo
http://www.euskoalkartasuna.org/doks/dokuteka/Unai-Hitzaldia%20Edinburgh.pdf
Egunon guztioi. Latha math. Buenos días a todos.
El País Vasco, Euskal Herria, el pueblo más antiguo de
Europa, con casi 3 millones de habitantes, se extiende a lo largo de 20.600 kilómetros cuadrados a ambos lados de los Pirineos, dividido administrativamente entre dos estados, el español y el francés, con los que mantiene un conflicto político histórico que se remonta a los siglos XVIII y XIX, cuando Francia abolió los privilegios de las provincias vascas tras la Revolución de 1789 y el Gobierno español aprobó las leyes abolitorias de 1839 y 1876, que anulaban los fueros, los derechos históricos, de Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Navarra. Un conflicto que sigue abierto y
que tiene como base principal la negativa de los estados
español y francés a reconocer nuestra existencia como pueblo
y nuestro derecho a decidir libre y democráticamente nuestro
futuro.
Tras haber sufrido una dictadura durante casi 40 años,
Euskal Herria ha experimentado una evolución magnífica en
prácticamente todas las áreas a lo largo de los últimos 30 años.
A la muerte del dictador Franco y durante la transición
democrática la situación de nuestro país era de crisis absoluta a todos los niveles, con altísimos índices de desempleo, graves carencias en infraestructuras, riesgo de desaparición de nuestra lengua propia, el euskera… En aquella situación, y bajo la amenaza de una involución de la mano de los sectores ultras del Ejército español, en 1979 aprobamos el Estatuto de Autonomía de Gernika que sigue vigente hoy.
Obligados como estábamos por las circunstancias históricas
del momento, aquélla fue una solución de urgencia que no
satisfacía al 100% las reivindicaciones nacionales de nuestro Pueblo, tal y como pusimos de manifiesto en el propio Estatuto, en una Disposición Adicional que advierte expresamente de que aceptar el régimen estatutario de ninguna manera significa renunciar a los derechos que al Pueblo Vasco le corresponden en virtud de su historia.
El camino recorrido desde entonces no ha sido sencillo:
hemos tenido que soportar incomprensiones y agresiones por
parte de los sucesivos gobiernos españoles que han intentado
vaciar el Estatuto de competencias y aún hoy es el día en que nos dicen sin ningún rubor que no piensan transferir más
competencias a las instituciones vascas, que no piensan, en
definitiva, cumplir el Estatuto, la ley, como vienen haciendo desde hace ya muchos años.
A pesar de los pesares, el Estatuto nos ha dotado de un
sistema de autogobierno que nos ha permitido dar un salto
hacia delante espectacular y hoy Euskal Herria es un país
moderno con un elevado nivel de calidad de vida. Sin embargo, la negativa reiterada del Estado español a completar su desarrollo ha hecho que el Estatuto haya dejado de ser un instrumento válido para el futuro de nuestro país. La mayoría de la sociedad vasca reivindica hoy un nuevo marco político que reconozca el derecho de autodeterminación, que permita que seamos los vascos quienes tomemos nuestras propias decisiones y que seamos nosotros mismos los que defendamos nuestros intereses en Europa y en el mundo.
Es esto lo que plantea el Nuevo Estatuto Político, aprobado
por mayoría absoluta en el Parlamento Vasco en diciembre de
2004 pero rechazado por el Congreso español, sin ni siquiera
negociarlo, en febrero de 2005. Y sigue siendo hoy el principio clave sobre el que pivota la propuesta de acuerdo del lehendakari y del Gobierno vasco, que contempla la convocatoria de una consulta popular para el próximo mes de octubre para que sea la propia sociedad vasca la que marque el camino que desea seguir en el futuro.
Somos los ciudadanos vascos los que tenemos que decidir
nuestro propio futuro, los que tenemos que defender nuestros
intereses y solucionar nuestros problemas en este mundo
globalizado. Y a esto, en la Europa del siglo XXI, se le llama independencia. Mi partido, Eusko Alkartasuna, apuesta por constituir un Estado vasco independiente en el seno de la Unión Europea de manera que tengamos voz propia, sin necesidad de intermediarios, en los centros de decisión de Bruselas o de Estrasburgo. El concepto de independencia hoy no es el del siglo XIX. Ser independiente hoy no significa cerrar fronteras.
Significa tener presencia directa y voz propia en todos y cada uno de los organismos supranacionales que toman decisiones que nos afectan en nuestras vidas.
Vivimos en la Europa del siglo XXI. Desaparecen fronteras
pero al mismo tiempo, paradójicamente, son los Estados los que asumen todo el protagonismo en el proceso de construcción europea. Las naciones sin Estado, en cambio, vivimos ese proceso desde la orilla, sin que nos dejen participar plenamente en él, siempre a la sombra de los Estados. A los vascos, a los escoceses, a los catalanes, a los galeses, a los flamencos no nos queda otro remedio que constituir nuestros propios Estados.
Nos lo exige la propia Unión Europea porque, si no somos
Estado, no nos toma en consideración. Ni a nosotros ni nuestras necesidades e intereses. Necesitamos la independencia para sobrevivir; de lo contrario, nuestros pueblos están abocados a desaparecer perdidos en marcos de referencia que no son los nuestros.
En Eusko Alkartasuna apostamos, por lo tanto, por la
independencia por pura necesidad. No es simplemente una
aspiración política o ideológica basada en cuestiones meramente teóricas o filosóficas; la nuestra es una reivindicación eminentemente práctica. Queremos la independencia para vivir mejor, para proteger mejor nuestros intereses, sin necesidad de intermediarios que muchas veces tienen otros intereses contrapuestos a los nuestros.
Necesitamos un Estado propio porque hoy por hoy la
Unión Europea no protege como debería los intereses de las
naciones sin Estado. Lo estamos viendo estos mismos días en
Luxemburgo, donde el Tribunal de la UE está juzgando la
validez y la legalidad del sistema fiscal vasco. Las provincias vascas del Estado español disfrutamos de plena autonomía fiscal dentro de España pero la Comisión Europea se niega a reconocer el sistema fiscal vasco; para ella el único marco de referencia, también en esta materia, debe ser el español. Así estamos todavía a estas alturas, defendiendo ante el Tribunal de Luxemburgo nuestra autonomía fiscal y haciendo frente a la Comisión Europea, a una comunidad autónoma española (La Rioja) y al propio Gobierno español. El problema, no obstante, no es nuestro régimen fiscal; el problema es que no somos Estado.
Es otra consecuencia, una más, de la falta de independencia.
Como tampoco el euskera, nuestra lengua, la más antigua
del continente, patrimonio de la humanidad, es idioma oficial de la UE y, en consecuencia, se nos niega el derecho a utilizarla en nuestras comunicaciones con la administración comunitaria, derecho que sí tienen, en cambio, quienes hablan maltés, por ejemplo. ¿Y por qué? Por la misma razón que comentaba antes. Porque no somos Estado.
Las naciones sin Estado necesitamos convertirnos cuanto
antes en naciones con Estado. La independencia es una puerta
abierta al futuro, es la posibilidad de hacer efectiva la defensa de nuestros intereses nacionales. Constituir nuestro propio Estado es garantía de futuro, de que vamos a sobrevivir como pueblo. En definitiva, de que existimos y de que existiremos. Porque, por desgracia, en este planeta globalizado sólo hay una manera de ser referencia clara y oficial para el resto del mundo: siendo independiente, constituyendo un Estado propio.
Muchas gracias.
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