"La cada vez mayor conflictividad social en Euskadi desgasta electoralmente a los partidos del tripartito" |
Unai Ziarreta Presidente de Eusko Alkartasuna |
HUMBERTO UNZUETA DEIA |
Sus primeras elecciones al frente del partido se han saldado con un severo batacazo. ¿Qué reflexión personal hace?
La nueva dirección de EA apenas ha tenido tiempo para preparar la precampaña y la campaña. Sinceramente, creo que hemos hecho una buena campaña pero los resultados electorales no han acompañado. No se han cumplido las expectativas incluso a nivel de encuestas. Nos aseguraban el escaño por Gipuzkoa e incluso mejorábamos el porcentaje de voto. Pero los resultados han sido malos y estamos obligados a una reflexión profunda pero serena en torno a lo que está sucediendo en el mundo abertzale, ya que se está produciendo una serie de fenómenos como el voto joven o el de los núcleos urbanos, sobre los que no estamos sabiendo reaccionar a tiempo. Nuestra reflexión tiene que ir en el sentido de ver cómo podemos complementar nuestros irrenunciables principios políticos fundamentales con otras cuestiones más formales que nos hagan más atractivos para los electores.
Además de esos factores sociológicos, ¿qué otras razones explican el descenso de votos?
Partiendo de la obligada autocrítica que debemos hacer, las elecciones han estado marcadas por una bipolarización extrema en torno a PP y PSOE, lo que deja poco margen de maniobra al resto de los partidos. Además, ha habido otros fenómenos que han hecho especiales estas elecciones.
¿Por ejemplo?
Es muy preocupante el desapego entre el nacionalismo y el sindicalismo en Euskadi. La cada vez mayor conflictividad social como por ejemplo en Osakidetza o Educación provocan un descontento amplio y desgastan a los partidos que sustentan el Gobierno vasco. No es casual que hayamos sido los partidos del tripartito, y también Aralar, los que nos hemos llevado el mayor varapalo.
La bipolarización no es un fenómeno nuevo. Escudarse en ella para justificar los resultados suena a huida hacia adelante.
Al referirme a la bipolarización no pretendo justificar nada, sino constatar un hecho. Los partidos estatales se han dado cuenta de que esto les renta y por eso presentan las generales como si fueran unas presidenciales. Además, mucha gente ha dejado de votar lo que quería por el miedo al PP, lo que les ha empujado a votar al PSE. Por otro lado, la abstención promovida por la izquierda abertzale ha retraído, por razones obvias, a bastante gente a la hora de acercarse a votar para evitar así unas consecuencias que todos podemos imaginar.
¿Cuál ha sido la afección electoral del asesinato de Isaías Carrasco?
Fue un atentado tan execrable como bien meditado, que activó el voto emocional en una dirección y condujo al PSE a una victoria inapelable en Euskadi. ETA ha extraído una conclusión muy clara del 11-M y piensa que cometiendo atentados y asesinatos no tan numerosos como aquél puede condicionar la vida política si eligen bien el momento, el lugar y la víctima. De esa manera, se está adueñando de los tiempos y los ritmos de la política con sólo tocar determinados resortes emocionales.
Los datos son elocuentes: 30.000 votos menos que en las generales de 2004, un descenso de un 40%. ¿Por dónde se han escapado esos votos?
Antes era impensable que alguien que votara a un partido nacionalista vasco cambiará su voto hacia una formación nacionalista española. Ahora este fenómeno se da cada vez con más frecuencia y se ve con normalidad. Por ahí se han marchado muchos votos nacionalistas, porque tampoco se puede decir que el PSE haya realizado una campaña espectacular. Mas bien al contrario, ha sido una campaña tenue, dejando todo el papel protagonista en manos de Zapatero.
¿La marcha de Begoña Lasagabaster ha podido sentirse en la sangría de votos en Gipuzkoa, su principal granero electoral?
No lo creo. Begoña hizo un muy buen trabajo en Madrid, pero Nekane Altzelai ha sido una buena candidata, y bastante conocida por la gente.
¿Han castigado los votantes la división de los partidos abertzales?
Si se hubiese conformado una coalición abertzale los resultados hubiesen sido sensiblemente diferentes. Pero hay que mirar al futuro y no al pasado. Y en cualquier caso esa pregunta hay que hacérsela al PNV, que fue quien se negó a una coalición abertzale.
Con estos resultados, ¿qué papel ha de jugar la hoja de ruta del lehendakari?
La consulta es un compromiso firme con la sociedad vasca asumido por los tres partidos que formamos el tripartito. No me cabe duda de que la consulta se va a llevar a efecto porque es lo más democrático.
¿Van a seguir los pasos de EB-Zutik de Arrasate y romper con ANV en los municipios donde EA gobierna con ellos?
Las situaciones no son equiparables. Lo de Arrasate ha sido una situación especial porque estamos hablando de un atentado mortal. El comportamiento de ANV no ha sido igual en todos los municipios. Por ejemplo en Derio, el edil de ANV condenó el ataque a la Casa del Pueblo. En todo caso, hay que hablar con todos los partidos para ver lo que opinan. No descartamos nada.
Los ataques contra cargos electos les pondrían entre la espada y la pared en los municipios en los que gobiernan con ANV.
Hay que analizar municipio por municipio, porque cada uno presenta una realidad concreta y diferenciada. Pero a nadie escapa que una espiral de ETA y nuevos asesinatos en modo alguno van a ayudar a la estabilidad en esos ayuntamientos en los que gobernamos con o gracias al apoyo de ANV.
¿Cómo espera recomponer el golpe electoral recibido?
Hace escasos siete meses, EA fue determinante para formar gobiernos municipales. Nuestros resultados fueron más que dignos y no creo que en este tiempo haya sucedido nada para que estemos en un escenario tan diferente. No se pueden extrapolar los resultados y hago a una llamada a la autocrítica pero también a la tranquilidad.
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