domingo, 25 de marzo de 2007

Lealtad y coherencia


Llevamos varios días asistiendo a una estrategia de confusión, aprovechada por algunos medios de comunicación y algunos representantes del PNV para tratar de debilitar la postura que Eusko Alkartasuna está manteniendo ante la inminente reforma del Impuesto de Sociedades.

Acusan a EA de falta de coherencia y lealtad, y le imputan la responsabilidad única de la posible desarmonización fiscal que pueda producirse entre los tres territorios históricos. Se han vertido duras críticas sobre Begoña Errazti, poniendo en duda su capacidad para fijar criterio. Y esto desde la impunidad que puede proporcionar un medio de comunicación, sabiendo que rebatir dichos argumentos no depende tanto del denostado como del medio en el que se produce la crítica. Nos sorprende el articulista que lo ha hecho. Porque, con independencia de las diferencias que en el modelo de país pudiéramos tener con Ignacio Marco Gardoqui, siempre hemos leído con interés sus artículos, por su frescura, claridad de ideas y respeto a las partes.

Probablemente, la presidenta de EA no tenga ni más ni menos criterio sobre la reforma fiscal que cualquiera de los dirigentes del resto de partidos en Euskadi y en el Estado. Pero podemos asegurar que para fijar su posición en ésta y en otras materias, EA ha contado con la colaboración de personas con amplia y reconocida trayectoria profesional en diferentes ámbitos de la economía, que han sido en muchos momentos referencia del 'bien hacer' empresarial. Por eso nos vemos en la obligación de afirmar, con conocimiento de causa, que la actitud de EA en este asunto ha sido de absoluta lealtad y coherencia. Lealtad con nuestros socios de Gobierno y coherencia con nuestro modelo de sociedad para el país.

Ya hace unos cuantos meses, cuando cerramos la reforma del IRPF, acordamos a propuesta de la comisión negociadora del PNV, seguir los mismos pasos para avanzar en la reforma del Impuesto de Sociedades y establecimos que las comisiones negociadoras de ambos partidos nos reuniríamos cuando estuvieran elaborados los borradores de norma por parte de quien tiene la responsabilidad de gestión de los departamentos de Hacienda, el PNV. Para nuestra sorpresa, estas reuniones previas no sólo no tuvieron lugar, sino que nos encontramos con la noticia de que el nuevo tipo sería el 28%, que ya había sido acordado por el OCTE y que era definitivo.

La noticia provocó malestar entre las filas de EA, contrarias a apoyar una sustancial reducción del impuesto. No obstante, en un ejercicio de responsabilidad, decidimos no provocar una ruptura institucional, absteniéndonos en las votaciones de los consejos de Gobierno de las respectivas diputaciones, con el objetivo de llegar a un acuerdo en el trámite correspondiente en juntas generales. En ese momento, ya habíamos acordado mantener una serie de negociaciones con el PNV.

El discurrir de estas reuniones debe quedar en el ámbito de las mismas. Pero no es difícil concluir que, fruto de ellas, se produjo un acercamiento de posturas entre el tipo aprobado del 28% en el OCTE y el 32% inicialmente propuesto por EA. Declaraciones de la presidenta de EA y del del PNV lo confirmaron. Y esa puesta en escena mediática del 'acuerdo inminente' en una próxima reunión no ha sido provocada por filtraciones de EA.

A la luz de estos hechos, no parece que se pueda acusar a EA de deslealtad. Al contrario. Hemos actuado con lealtad, responsabilidad y mucha paciencia -probablemente por haber visto una voluntad parecida en los miembros de la delegación del PNV-, lealtad que se ha visto quebrada, sin ninguna explicación, minutos antes de la reunión solicitada por ellos para sellar el acuerdo. Desconocemos las causas, pero intuimos que determinadas personas de la Diputación de Bizkaia no podían asumir la desautorización que, desde su punto de vista, suponía dicho acuerdo. Puede ser la confirmación de que algunos políticos de este país sólo entienden el acuerdo como expresión de derrota o victoria y nunca en clave de colaboración y/o cooperación.

Eusko Alkartasuna se ha definido, desde su congreso fundacional, en el ámbito de las relaciones económicas y sociales, como un partido socialdemócrata. Cree en la economía de mercado, en el papel fundamental que juegan sus empresas en la búsqueda del desarrollo económico y la cohesión social, y en el papel que lo público, la política fiscal y presupuestaria, juegan para un crecimiento armónico y solidario. Creemos que el mercado es el mejor instrumento para generar riqueza, pero no, por sí mismo, para su distribución.

No dudamos de la 'obligación' de las empresas de generar beneficios, de ser eficientes. Sólo así es posible crecer y crear empleo. Tampoco cuestionamos que las empresas deben y necesitan remunerar a sus accionistas. Pero no sólo a ellos, sino a todos los demás intervinientes en el desarrollo y crecimiento de las mismas. Hablamos del factor trabajo. No olvidemos que en los últimos años la evolución de los salarios en los países desarrollados ha sido más lenta que los resultados de las empresas. Y en esto, Euskadi tampoco es una isla.

Las empresas tienen la necesidad y también la obligación de invertir y renovar sus activos, de investigar e innovar para ser competitivas, de formar a sus trabajadores para potenciar su desarrollo profesional y personal. Deben diseñar procesos e instalaciones seguras para las personas que colaboran en su desarrollo. En definitiva están obligadas a integrar la prevención en el día a día de su gestión. Y tienen también el derecho a desarrollar su actividad en un entorno estable y competitivo para responder a sus obligaciones.

Desde la asunción de las ideas anteriores, EA ha diseñado su modelo de Impuesto de Sociedades. Es responsabilidad de cualquier Gobierno facilitar el desarrollo de su tejido empresarial y ayudar a su consolidación y, en este terreno, un modelo fiscal acertado y alineado con los objetivos generales puede ser importante. Por eso, proponemos un modelo de Impuesto de Sociedades con el que se sientan cómodas las empresas que prioricen algunas de sus obligaciones por encima de otras, sin que ello suponga dejar desatendidas a las demás.

No podemos olvidar la reciente modificación que de las rentas de capital se ha producido en el Impuesto de la Renta de las Personas Físicas, de forma que, entre la combinación de una reducción de 2,6 puntos en el Impuesto de Sociedades y el correspondiente tipo del 18% en renta, el dividendo que perciben los accionistas por su participación en el capital ha resultado bien tratado.

La propuesta de EA no suponía un incremento del impuesto alejándonos de Europa, sino una reducción real sobre la situación actual. En nuestra propuesta, las pequeñas empresas en sus inicios se veían favorecidas con una reducción de 6 puntos. Y, además, al hacer comparaciones con el entorno más cercano para analizar la competitividad de un impuesto, no vale con mirar los 'tipos nominales'; hay que tener en cuenta también el 'tipo efectivo' que después de bonificaciones y deducciones terminan pagando las empresas. En Euskadi, es cercano al 17,5%, muy alejado del recientemente propuesto, por ejemplo, en Alemania -29,6%, que en términos homogéneos puede ser el 25%-.

En definitiva, son muchas las razones por las que EA ha mantenido una postura coherente desde el principio. Y no podemos aceptar, por oportunista y desleal, que se presente nuestro modelo como fruto de un pataleo inmaduro e irresponsable electoralismo. Hace algo más de un año y cuando se aprobó el Impuesto de Sociedades para 2006 -entonces no había elecciones-, ante una unilateral actuación por parte del PNV fijando un tipo del 32%, nos opusimos y el tipo por unanimidad de todos los grupos quedó en el 32,6%. De inmadurez e irresponsabilidad otros partidos dan muestras continuadas. En este mismo momento en el que escribimos estas líneas, escuchamos los calificativos que el presidente del BBB ha dirigido a Eusko Alkartasuna. Creemos sinceramente que eso sí que es un ejemplo de arrogancia y oportunismo que en nada facilita la búsqueda de acuerdos y soluciones a los problemas de este país, máxime cuando se hacen en relación a un partido que, le guste o no, todavía sigue siendo socio de gobierno en las instituciones.

JUAN JOSÉ LOROÑO, JOAQUÍN VILLA, JOSÉ RAMÓN URRUTIA Y RICARDO BARAINKA /CARGOS DE EUSKO ALKARTASUNA

1 comentario:

Anónimo dijo...

Toda la maquinaria electoral del PNV y del Grupo Vocento, se esta dedicando practicamente en exclusiva a atacar a Eusko Alkartasuna.

Mentiras, manipulaciones y demas morralla hemos podido leer estos dias en la prensa ... ¿Que le ha prometido el PNV a Vocento?